11
Pero el rey Josafat de Judá preguntó:
—¿Acaso no hay ningún profeta del Señor
con nosotros? Si es así, podemos preguntarle al Señor
por medio de él qué debemos hacer.
Uno de los oficiales del rey Joram respondió:
—Eliseo, hijo de Safat, está entre nosotros. Él era el ayudante personal de Elías.
12
—Sí, el Señor
habla por medio de él —dijo Josafat.
Así que los reyes de Israel, Judá y Edom fueron a consultar a Eliseo.
13
—¿Por qué has venido a verme a mí?
—preguntó Eliseo al rey de Israel—. ¡Busca a los profetas paganos de tu padre y de tu madre!
Pero Joram, rey de Israel, dijo:
—¡No! ¿Acaso no ha sido el Señor
quien nos trajo a los tres reyes aquí para que el rey de Moab nos derrote?
14
Eliseo respondió:
—Tan cierto como que el Señor
Todopoderoso vive, a quien sirvo, si no fuera por el respeto que le tengo al rey Josafat de Judá, no perdería el tiempo hablando contigo.
15
Ahora, tráiganme a alguien que sepa tocar el arpa.
Mientras tocaban el arpa, el poder
del Señor
vino sobre Eliseo,
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quien dijo:
—Esto dice el Señor
: “¡Este valle seco se llenará de lagunas!
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Ustedes no verán viento ni lluvia, dice el Señor
, pero este valle se llenará de agua. Habrá suficiente para ustedes, para su ganado y para los demás animales;
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pero eso es algo muy sencillo para el Señor
, ¡porque él les dará la victoria sobre el ejército de Moab!
19
Ustedes conquistarán las mejores ciudades de Moab, incluso las que están fortificadas. Cortarán todos los árboles buenos, taparán todos los manantiales y con piedras arruinarán toda la tierra productiva”.
20
Al día siguiente, como a la hora que se ofrecía el sacrificio matutino, ¡de repente apareció agua! Fluía desde Edom, y pronto hubo agua por todos lados.
21
Mientras tanto, cuando los moabitas se enteraron de que los tres ejércitos marchaban contra ellos, movilizaron a todos los hombres que tenían edad suficiente para ceñirse una espada, y tomaron posiciones a lo largo de la frontera.