10
Después supervisó a todo el ejército babilónico mientras derribaba por completo las murallas de Jerusalén.
11
Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó cautivas a las personas que quedaban en la ciudad, a los desertores que habían jurado lealtad al rey de Babilonia, y al resto de la población;
12
pero el capitán de la guardia permitió que algunos de los más pobres quedaran en Judá para cuidar los viñedos y los campos.
13
Los babilonios hicieron pedazos las columnas de bronce que estaban al frente del templo del Señor
, las carretas de bronce para llevar agua y el enorme tazón de bronce llamado el Mar, y se llevaron todo el bronce a Babilonia.
14
También se llevaron los recipientes para la ceniza, las palas, las despabiladeras de las lámparas, los platos y todos los demás objetos de bronce que se usaban para realizar los sacrificios en el templo.
15
Nabuzaradán, capitán de la guardia, también se llevó los recipientes para quemar el incienso y los tazones, y todos los demás objetos de oro puro o de plata.
16
El peso del bronce de las dos columnas, el Mar y las carretas para llevar agua era tanto que no podía calcularse. Estos objetos se habían hecho para el templo del Señor
en tiempos del rey Salomón.
17
Cada columna tenía unos ocho metros
de altura. El capitel de bronce en la parte superior de cada columna era de casi dos metros y medio
de altura y estaba decorado alrededor con una red de granadas hecha de bronce.
18
Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó consigo como prisioneros al sumo sacerdote Seraías, al sacerdote de segundo rango Sofonías, y a los tres porteros principales.
19
De la gente que seguía escondida en la ciudad, se llevó a un oficial que había estado al mando del ejército judío, a cinco de los consejeros personales del rey, al secretario principal del comandante del ejército, quien estaba a cargo del reclutamiento, y a otros sesenta ciudadanos.
20
Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó a todos ante el rey de Babilonia, que se encontraba en Ribla.