12
Efectivamente, rindieron culto a ídolos
a pesar de las advertencias específicas que el Señor
les hizo repetidamente.
13
Una y otra vez el Señor
envió a sus profetas y videntes para dar a Israel y a Judá la siguiente advertencia: «Apártense de sus malos caminos. Obedezcan mis mandatos y decretos, es decir, toda la ley que les ordené a sus antepasados que obedecieran y que les di a ustedes a través de mis siervos, los profetas».
14
Sin embargo, los israelitas no quisieron escuchar. Fueron tan tercos como sus antepasados, quienes se negaron a creer en el Señor
su Dios.
15
Rechazaron sus decretos y el pacto que él había hecho con sus antepasados, y despreciaron todas sus advertencias. Rindieron culto a ídolos inútiles, por lo cual ellos mismos se volvieron inútiles. Siguieron el ejemplo de las naciones vecinas, desobedeciendo el mandato del Señor
de no imitarlas.
16
Los israelitas rechazaron todos los mandatos del Señor
su Dios e hicieron dos becerros de metal. Levantaron un poste dedicado a la diosa Asera y rindieron culto a Baal y veneraron a todas las fuerzas del cielo.
17
Hasta sacrificaron a sus hijos y a sus hijas en el fuego.
Consultaron con adivinos, practicaron la hechicería y se entregaron por completo al mal, con lo cual provocaron el enojo del Señor
.
18
Como el Señor
estaba muy enojado con los israelitas, los barrió de su presencia. Solo la tribu de Judá quedó en la tierra;
19
pero aun los de Judá se negaron a obedecer los mandatos del Señor
su Dios, ya que siguieron las prácticas perversas que Israel había introducido.
20
El Señor
rechazó a todos los descendientes de Israel. Los castigó entregándolos a sus agresores hasta expulsar a Israel de su presencia.
21
Pues cuando el Señor
arrancó a Israel del reino de David, los israelitas escogieron a Jeroboam, hijo de Nabat, como su rey; pero Jeroboam alejó a Israel del Señor
y lo hizo cometer un gran pecado.
22
Los israelitas persistieron en seguir todos los caminos perversos de Jeroboam. No se apartaron de esos pecados