3
Entonces el ángel del Señor
le dijo a Elías, quien era de Tisbé: «Ve y enfrenta a los mensajeros del rey de Samaria, y pregúntales: “¿Acaso no hay Dios en Israel? ¿Por qué recurren a Baal-zebub, dios de Ecrón, a consultarle si el rey va a recuperarse?
4
Por lo tanto, esto dice el Señor
: nunca te levantarás de la cama donde estás; ten por seguro que morirás”». Entonces Elías fue a transmitirles el mensaje.
5
Cuando los mensajeros regresaron, el rey les preguntó:
—¿Por qué volvieron tan pronto?
6
Ellos contestaron:
—Se nos cruzó un hombre y nos dijo que regresáramos y le diéramos este mensaje al rey: “Esto dice el Señor
: ‘¿Acaso no hay Dios en Israel? ¿Por qué mandas hombres a preguntarle a Baal-zebub, dios de Ecrón, si vas a recuperarte? Por eso que hiciste, nunca te levantarás de la cama donde estás; ten por seguro que morirás’”.
7
—¿Qué hombre les dijo eso? —preguntó el rey—. ¿Cómo era?
8
Y ellos contestaron:
—Era un hombre velludo
y tenía un cinto de cuero en la cintura.
—¡Elías de Tisbé! —exclamó el rey.
9
Entonces envió a un capitán del ejército con cincuenta soldados para que lo arrestaran. Lo encontraron sentado en la cima de una colina, y el capitán le dijo:
—Hombre de Dios, el rey te ordena que vengas con nosotros.
10
Elías respondió al capitán:
—Si yo soy un hombre de Dios, ¡que caiga fuego del cielo y te destruya a ti y a tus cincuenta hombres!
Enseguida cayó fuego del cielo y los mató a todos.
11
Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta hombres, y el capitán dijo a Elías:
—Hombre de Dios, el rey te exige que bajes de inmediato.
12
Elías respondió:
—Si yo soy un hombre de Dios, ¡que caiga fuego del cielo y te destruya a ti y a tus cincuenta hombres!
Y de nuevo el fuego de Dios cayó del cielo y los mató a todos.
13
Por tercera vez, el rey envió a un capitán con cincuenta hombres; pero esta vez el capitán subió a la colina, se arrodilló ante Elías y le suplicó:
—Hombre de Dios, por favor, perdone mi vida y también la vida de estos cincuenta siervos suyos.
14
Sabemos que cayó fuego del cielo y destruyó a los primeros dos grupos; pero ahora, ¡le ruego que me perdone la vida!
15
Entonces el ángel del Señor
dijo a Elías: «Desciende con él y no le tengas miedo». Así que Elías se levantó y fue con el capitán a ver al rey.
16
Así que Elías dijo al rey: «Esto dice el Señor
: “¿Por qué enviaste mensajeros a Baal-zebub, dios de Ecrón, a preguntarle si te recuperarías? ¿Acaso no hay Dios en Israel para contestar tu pregunta? Ahora, porque hiciste esto, nunca te levantarás de la cama donde estás; ten por seguro que morirás”».
17
Así que Ocozías murió como el Señor
lo había anunciado por medio de Elías. Dado que Ocozías no tenía ningún hijo que reinara en su lugar, su hermano Joram
lo sucedió en el trono. Esto ocurrió en el segundo año del reinado de Yoram, hijo de Josafat, rey de Judá.
18
Los demás acontecimientos del reinado de Ocozías están registrados en