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Durante los siete días siguientes, Salomón y todo Israel celebraron el Festival de las Enramadas.
Se había reunido una gran multitud desde lugares tan lejanos como Lebo-hamat, en el norte, y el arroyo de Egipto, en el sur.
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Al octavo día hicieron la ceremonia de clausura, porque habían celebrado la dedicación del altar durante siete días y el Festival de las Enramadas también por siete días.
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Luego, al final de la celebración,
Salomón despidió al pueblo. Todos estaban llenos de alegría y muy contentos porque el Señor
había sido bueno con David, con Salomón y con su pueblo Israel.
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Respuesta del Señor
a Salomón
Así que Salomón terminó de construir el templo del Señor
y también el palacio real. Llevó a cabo todo lo que había pensado hacer en la construcción del templo y del palacio.
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Luego una noche el Señor
se le apareció a Salomón y le dijo:
«He oído tu oración y he elegido este templo como el lugar para que se realicen sacrificios.
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Puede ser que a veces yo cierre los cielos para que no llueva o mande langostas para que devoren las cosechas o envíe plagas entre ustedes;
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pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra.
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Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada oración que se eleve en este lugar.
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Pues he elegido este templo y lo he apartado para que sea santo, un lugar donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.
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»En cuanto a ti, si me sigues fielmente como lo hizo tu padre David y obedeces todos mis mandatos, decretos y ordenanzas,
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entonces yo estableceré tu dinastía en el trono. Pues hice este pacto con tu padre David cuando le dije: “Uno de tus descendientes siempre gobernará a Israel”.