7
También cerraron las puertas de la antesala del templo y apagaron las lámparas. Dejaron de quemar incienso y de presentar ofrendas quemadas en el santuario del Dios de Israel.
8
»Por eso el enojo del Señor
ha caído sobre Judá y Jerusalén. Él los hizo objeto de espanto, horror y ridículo, como ustedes pueden ver con sus propios ojos.
9
Debido a eso, nuestros padres murieron en batalla, y nuestros hijos, hijas y esposas fueron capturados;
10
pero ahora haré un pacto con el Señor
, Dios de Israel, para que su ira feroz se aparte de nosotros.
11
Hijos míos, ¡no descuiden más sus responsabilidades! El Señor
los ha elegido para que estén en su presencia, le sirvan, dirijan al pueblo en la adoración y presenten a él sus ofrendas».
12
Enseguida los siguientes levitas pusieron manos a la obra:
del clan de Coat: Mahat, hijo de Amasai y Joel, hijo de Azarías;
del clan de Merari: Cis, hijo de Abdi y Azarías, hijo de Jehalelel;
del clan de Gersón: Joa, hijo de Zima y Edén, hijo de Joa;
13
de la familia de Elizafán: Simri y Jeiel;
de la familia de Asaf: Zacarías y Matanías;
14
de la familia de Hemán: Jehiel y Simei;
de la familia de Jedutún: Semaías y Uziel.
15
Estos hombres reunieron a sus hermanos levitas, y todos se purificaron. Luego empezaron a purificar el templo del Señor
, tal como el rey lo había ordenado. Se aseguraron de seguir todas las instrucciones del Señor
al hacer su trabajo.
16
Los sacerdotes entraron en el santuario del templo del Señor
para purificarlo y sacaron al atrio del templo todos los objetos contaminados que encontraron. De allí los levitas los llevaron al valle de Cedrón.
17
Comenzaron a trabajar a principios de la primavera, en el primer día del nuevo año,
y en ocho días habían llegado hasta la antesala del templo del Señor
. Luego purificaron el templo del Señor
, lo cual llevó ocho días más. Así que terminaron toda la tarea en dieciséis días.