4
Josafat vivía en Jerusalén pero solía salir a visitar a su gente, y recorría el territorio desde Beerseba hasta la zona montañosa de Efraín, para animar al pueblo a que volviera al Señor
, Dios de sus antepasados.
5
Nombró jueces en las ciudades fortificadas por toda la nación
6
y les dijo: «Piensen siempre con cuidado antes de pronunciar juicio. Recuerden que no juzgan para agradar a la gente sino para agradar al Señor
. Él estará con ustedes cuando entreguen el veredicto para cada caso.
7
Teman al Señor
y juzguen con integridad, porque el Señor
nuestro Dios no tolera que se tuerza la justicia ni que se muestre parcialidad ni que se acepte el soborno».
8
En Jerusalén Josafat nombró a algunos de los levitas y de los sacerdotes y de los jefes de clanes de Israel para que sirvieran como jueces en casos relacionados con las ordenanzas del Señor
y en los conflictos civiles.
9
Estas fueron las instrucciones que les dio: «Ustedes deben actuar siempre con el temor del Señor
, con fidelidad y con un corazón íntegro.
10
Cada vez que les llegue un caso de sus compatriotas que viven en ciudades distantes —ya sea de asesinato o de alguna otra violación de las leyes, los mandatos, los decretos y las ordenanzas de Dios— deben advertirles que no pequen contra el Señor
, para que no se enoje con ustedes ni con ellos. Procedan así y no serán culpables.
11
»Amarías, el sumo sacerdote, tendrá la última palabra en todos los casos que tengan que ver con el Señor
. Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la tribu de Judá, tendrá la última palabra en todos los casos civiles. Los levitas los ayudarán a asegurarse de que se haga justicia. Anímense y cumplan con sus deberes y que el Señor
esté con todos los que hacen lo correcto».