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Consejos sobre las viudas, los ancianos y los esclavos
Nunca le hables con aspereza a un hombre mayor,
sino llámale la atención con respeto como lo harías con tu propio padre. Dirígete a los jóvenes como si les hablaras a tus propios hermanos.
2
Trata a las mujeres mayores como lo harías con tu madre y trata a las jóvenes como a tus propias hermanas, con toda pureza.
3
Atiende
a toda viuda que no tenga a nadie quien la cuide.
4
Pero, si ella tiene hijos o nietos, la primera responsabilidad de ellos es poner en práctica la sumisión a Dios en su hogar y retribuir a sus padres al cuidarlos. Esto es algo que le agrada a Dios.
5
Ahora bien, una verdadera viuda —una mujer que realmente está sola en este mundo— es aquella que ha puesto su esperanza en Dios. Día y noche ora a Dios pidiéndole su ayuda,
6
pero la viuda que solamente vive para el placer está espiritualmente muerta en vida.