2
Los filisteos atacaron al ejército de Israel y lo derrotaron matando a cuatro mil hombres.
3
Terminada la batalla, las tropas se retiraron a su campamento, y los ancianos de Israel se preguntaban: «¿Por qué permitió el Señor
que los filisteos nos derrotaran?». Después dijeron: «Traigamos de Silo el arca del pacto del Señor
. Si la llevamos con nosotros a la batalla, nos salvará
de nuestros enemigos».
4
Así que enviaron hombres a Silo para que trajeran el arca del pacto del Señor
de los Ejércitos Celestiales, quien está entronizado entre los querubines. Los hijos de Elí, Ofni y Finees, también estaban allí con el arca del pacto de Dios.
5
Cuando los israelitas vieron que el arca del pacto del Señor
llegaba al campamento, ¡su grito de alegría fue tan fuerte que hizo temblar la tierra!
6
«¿Qué estará pasando? —se preguntaron los filisteos—. ¿Qué es todo ese griterío en el campamento de los hebreos?». Cuando les dijeron que era porque el arca del Señor
había llegado al campamento,
7
entraron en pánico. «¡Los dioses han
llegado a su campamento! —exclamaron—. ¡Esto es un desastre! ¡Nunca antes nos hemos enfrentado a algo así!
8
¡Socorro! ¿Quién podrá librarnos de los dioses poderosos de Israel? Son los mismos dioses que destruyeron a los egipcios con plagas cuando Israel estaba en el desierto.
9
¡Filisteos, peleen como nunca antes! ¡Si no lo hacen, seremos esclavos de los hebreos así como ellos han sido esclavos nuestros! ¡Peleen como hombres!».
10
Así que los filisteos pelearon con desesperación, y de nuevo derrotaron a Israel. La matanza fue grande; ese día murieron treinta mil soldados israelitas. Los sobrevivientes dieron la vuelta y huyeron, cado uno a su carpa.
11
Entonces los filisteos capturaron el arca de Dios y mataron a Ofni y a Finees, los dos hijos de Elí.
12
Muerte de Elí
Un hombre de la tribu de Benjamín corrió desde el campo de batalla y, más tarde ese mismo día, llegó a Silo. Había rasgado su ropa y echado polvo sobre su cabeza en señal de dolor.