4
Y oyó David en el desierto que Nabal estaba trasquilando sus ovejas.
5
Entonces David envió diez jóvenes, y les dijo: Subid a Carmel, visitad a Nabal y saludadle en mi nombre;
6
y le diréis así: "Ten una larga vida, paz para ti, paz para tu casa y paz para todo lo que tienes.
7
"He oído que tienes esquiladores; ahora bien, tus pastores han estado con nosotros, y no los hemos maltratado, ni les ha faltado nada todos los días que estuvieron en Carmel.
8
"Pregunta a tus mozos, y ellos te lo dirán. Por tanto, permite que mis mozos hallen gracia ante tus ojos, porque hemos llegado en un día de fiesta. Te ruego que de lo que tengas a mano, des a tus siervos y a tu hijo David."
9
Cuando llegaron los jóvenes de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David; entonces esperaron.
10
Pero Nabal respondió a los siervos de David, y dijo: ¿Quién es David y quién es el hijo de Isaí? Hay muchos siervos hoy día que huyen de su señor.
11
¿He de tomar mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores, y he de dárselos a hombres cuyo origen no conozco?
12
Entonces los jóvenes de David se volvieron por su camino, y regresaron; y llegaron y le comunicaron todas estas palabras.
13
Y David dijo a sus hombres: Cíñase cada uno su espada. Y cada hombre se ciñó su espada. David también se ciñó su espada, y unos cuatrocientos hombres subieron tras David, mientras que doscientos se quedaron con el bagaje.
14
Mas uno de los mozos avisó a Abigail, mujer de Nabal, diciendo: He aquí, David envió mensajeros desde el desierto a saludar a nuestro señor, y él los desdeñó.