8
¿Es por eso que han conspirado contra mí? Pues ninguno de ustedes me avisó cuando mi propio hijo hizo un pacto solemne con ese hijo de Isaí. Ni siquiera sienten lástima por mí. ¡Imagínense! ¡Mi propio hijo incita al hijo de Isaí para que me mate, tal como está tratando de hacer hoy mismo!
9
Entonces Doeg el edomita, que se encontraba entre los hombres de Saúl, habló:
—Cuando estaba en Nob, vi al hijo de Isaí hablando con el sacerdote Ahimelec, hijo de Ahitob.
10
Ahimelec consultó al Señor
por él. Luego le dio alimento y la espada de Goliat el filisteo.
11
Masacran a los sacerdotes
Entonces el rey Saúl inmediatamente mandó traer a Ahimelec y a toda su familia, quienes servían como sacerdotes en Nob.
12
Cuando llegaron, Saúl le gritó:
—¡Escúchame, hijo de Ahitob!
—¿Qué quiere, mi rey? —le preguntó Ahimelec.
13
—¿Por qué han conspirado contra mí, tú y ese hijo de Isaí? —le preguntó Saúl—. ¿Por qué le diste alimento y una espada? ¿Por qué consultaste a Dios por él? ¿Por qué lo instigaste a matarme, como está tratando de hacer hoy mismo?
14
—Pero señor —respondió Ahimelec—, ¿hay alguien entre todos sus siervos que sea tan fiel como su yerno David? ¡Él es el capitán de su escolta y un miembro altamente honrado de su casa!
15
Por cierto, ¡esta no fue la primera vez que consulté a Dios por él! Que el rey no me acuse a mí y a mi familia de este asunto, porque yo no sabía nada de un complot en contra de usted.
16
—¡Ahimelec, ten por seguro que morirás junto con toda tu familia! —gritó el rey.
17
Y le ordenó a su escolta:
—¡Maten a estos sacerdotes del Señor
, porque son aliados de David y conspiradores con él! ¡Ellos sabían que él huía de mí, pero no me lo dijeron!
Pero los hombres de Saúl se negaron a matar a los sacerdotes del Señor
.
18
Entonces Saúl le dijo a Doeg:
—Hazlo tú.
Así que ese día Doeg el edomita los atacó y los mató: ochenta y cinco sacerdotes en total que aún llevaban puestas sus vestiduras sacerdotales.
19
Después se dirigió a Nob, la ciudad de los sacerdotes, y mató a las familias de los sacerdotes —hombres y mujeres, niños y recién nacidos— y a todo el ganado, burros, ovejas y cabras.
20
Sólo Abiatar, uno de los hijos de Ahimelec, escapó y huyó a donde estaba David.
21
Cuando le dijo que Saúl había matado a los sacerdotes del Señor
,
22
David exclamó:
—¡Lo sabía! Cuando vi a Doeg el edomita allí ese día, estaba seguro de que se lo contaría a Saúl. Ahora soy responsable de la muerte de toda la familia de tu padre.
23
Quédate aquí conmigo, no tengas miedo; te protegeré con mi propia vida, porque la misma persona quiere matarnos a los dos.