7
Si él dice: «¡Está bien!», sabrás que todo realmente está bien; pero si se enoja y pierde los estribos, sabrás que está decidido a matarme.
8
Muéstrame la lealtad de quien juró ser mi amigo —porque hicimos un pacto solemne delante del Señor
— o mátame tú mismo si he pecado contra tu padre. ¡Pero te ruego que no me traiciones entregándome a él!
9
—¡Jamás! —exclamó Jonatán—. Tú sabes que si tuviera la menor idea de que mi padre pensara matarte, te lo diría de inmediato.
10
Entonces David le preguntó:
—¿Cómo podré saber si tu padre está enojado o no?
11
—Ven al campo conmigo —le respondió Jonatán.
Entonces salieron juntos al campo
12
y Jonatán le dijo a David:
—Te prometo por el Señor
, Dios de Israel, que para mañana a esta hora, o a más tardar, pasado mañana, hablaré con mi padre e inmediatamente te haré saber qué piensa acerca de ti. Si él habla bien de ti, te lo haré saber.
13
Pero si está enojado y quiere matarte, que el Señor
me castigue y aun me mate si no te advierto para que puedas escapar y vivir. Que el Señor
esté contigo como antes estaba con mi padre.
14
Y que tú me trates con el fiel amor del Señor
mientras que yo viva. Pero si muero,
15
trata a mi familia con este fiel amor, aun cuando el Señor
elimine a todos tus enemigos de la faz de la tierra.
16
Entonces Jonatán hizo un pacto solemne con David
diciendo:
—¡Que el Señor
destruya a todos tus enemigos!
17
Y Jonatán hizo que David reafirmara su voto de amistad, porque amaba a David tanto como a sí mismo.