40
Tomó cinco piedras lisas de un arroyo y las metió en su bolsa de pastor. Luego, armado únicamente con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar el valle para luchar contra el filisteo.
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Goliat caminaba hacia David con su escudero delante de él,
42
mirando con desdén al muchacho de mejillas sonrosadas.
43
—¿Soy acaso un perro —le rugió a David— para que vengas contra mí con un palo?
Y maldijo a David en nombre de sus dioses.
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—¡Ven aquí, y les daré tu carne a las aves y a los animales salvajes! —gritó Goliat.
45
David le respondió al filisteo:
—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor
de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado.
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Hoy el Señor
te conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel!
47
Todos los que están aquí reunidos sabrán que el Señor
rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor
, y los entregará a ustedes en nuestras manos!
48
Cuando Goliat se acercó para atacarlo, David fue corriendo para enfrentarse con él.
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Metió la mano en su bolsa de pastor, sacó una piedra, la lanzó con su honda y golpeó al filisteo en la frente. La piedra se le incrustó allí y Goliat se tambaleó y cayó de cara al suelo.
50
Así David triunfó sobre el filisteo con solo una honda y una piedra, porque no tenía espada.