11
Luego el Señor
envió a Gedeón,
a Bedán,
a Jefté y a Samuel
para salvarlos, y ustedes vivieron a salvo.
12
»Pero cuando tuvieron miedo de Nahas, rey de Amón, vinieron a mí y dijeron que querían un rey para que gobernara sobre ustedes, aun cuando el Señor
su Dios ya era su rey.
13
Está bien, aquí está el rey que han escogido. Ustedes lo pidieron y el Señor
se lo concedió.
14
»Ahora, si ustedes temen al Señor
y lo adoran, si escuchan su voz y no se rebelan contra sus mandatos, entonces tanto ustedes como su rey demostrarán que reconocen al Señor
como su Dios.
15
Pero si se rebelan contra los mandatos del Señor
y rehúsan escucharlo, entonces su mano será tan dura con ustedes como ha sido con sus antepasados.
16
»Ahora quédense aquí y vean la maravilla que el Señor
está a punto de hacer.
17
Ustedes saben que nunca llueve en esta época del año durante la cosecha de trigo. Le pediré al Señor
que hoy envíe truenos y lluvia. ¡Entonces se darán cuenta de qué tan perversos han sido al pedirle al Señor
un rey!
18
Entonces Samuel clamó al Señor
, y ese mismo día envió truenos y lluvia. Y todo el pueblo quedó aterrado del Señor
y de Samuel.
19
—¡Ora al Señor
tu Dios por nosotros o moriremos! —le dijeron a Samuel—. A nuestras faltas hemos agregado el pecado de pedir un rey.
20
—No teman —los tranquilizó Samuel—, de verdad han hecho mal, pero ahora asegúrense de adorar al Señor
con todo el corazón y no le den la espalda.
21
No vuelvan a rendir culto a ídolos despreciables que no pueden ayudarlos o rescatarlos, ¡son completamente inútiles!