20
Entonces Samuel reunió a todas las tribus de Israel delante del Señor
, y por sorteo se eligió a la tribu de Benjamín.
21
Después llevó a cada familia de la tribu de Benjamín delante del Señor
, y se eligió a la familia de los Matri. Finalmente de entre ellos fue escogido Saúl, hijo de Cis. Pero cuando lo buscaron, ¡había desaparecido!
22
Entonces le preguntaron al Señor
:
—¿Dónde está?
Y el Señor
contestó:
—Está escondido entre el equipaje.
23
Así que lo encontraron y lo sacaron. Era tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro.
24
Luego Samuel dijo a todo el pueblo: «Este es el hombre que el Señor
ha escogido como su rey. ¡No hay nadie como él en todo Israel!».
Y todo el pueblo gritó: «¡Viva el rey!».
25
Después, Samuel le explicó al pueblo cuales eran los derechos y las obligaciones de un rey. Los escribió en un rollo y lo puso delante del Señor
. Luego Samuel envió al pueblo a sus casas.
26
Cuando Saúl regresó a su casa en Guibeá lo acompañó un grupo de hombres a quienes Dios les había tocado el corazón.
27
Sin embargo, había unos sinvergüenzas que se quejaban: «¿Cómo puede este hombre salvarnos?». Y lo despreciaban y se negaban a llevarle regalos; pero Saúl no les hizo caso.
[Nahas, rey de los amonitas, había estado oprimiendo gravemente a los habitantes de Gad y de Rubén que vivían al oriente del río Jordán. Les sacó el ojo derecho a todos los israelitas que vivían allí, y no permitía que nadie viniera a rescatarlos. De hecho, de todos los israelitas que vivían al oriente del río Jordán, no había uno solo a quien Nahas no le hubiera sacado el ojo derecho. Pero había siete mil hombres que habían escapado de los amonitas y se habían establecido en Jabes de Galaad]
.