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Ana, con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al S
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e hizo el siguiente voto: «Oh Señor
de los Ejércitos Celestiales, si miras mi dolor y contestas mi oración y me das un hijo, entonces te lo devolveré. Él será tuyo durante toda su vida, y como señal de que fue dedicado al Señor
, nunca se le cortará el cabello».
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Mientras Ana oraba al Señor
, Elí la observaba
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y la veía mover los labios. Pero como no oía ningún sonido, pensó que estaba ebria.
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—¿Tienes que venir borracha? —le reclamó—. ¡Abandona el vino!
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—¡Oh no, señor! —respondió ella—. No he bebido vino ni nada más fuerte. Pero como estoy muy desanimada, derramaba ante el Señor
lo que hay en mi corazón.
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¡No piense que soy una mujer perversa! Pues he estado orando debido a mi gran angustia y a mi profundo dolor.
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—En ese caso —le dijo Elí—, ¡ve en paz! Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.
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—¡Oh, muchas gracias! —exclamó ella.
Así que se fue, comenzó a comer de nuevo y ya no estuvo triste.
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Nacimiento y dedicación de Samuel
Temprano a la mañana siguiente, la familia se levantó y una vez más fue a adorar al Señor
. Después regresaron a su casa en Ramá. Ahora bien, cuando Elcana se acostó con Ana, el Señor
se acordó de la súplica de ella,
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y a su debido tiempo dio a luz un hijo a quien le puso por nombre Samuel,
porque dijo: «Se lo pedí al Señor
».
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Al año siguiente, Elcana y su familia hicieron su viaje anual para ofrecer sacrificio al Señor
.
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Pero Ana no los acompañó y le dijo a su esposo:
—Esperemos hasta que el niño sea destetado. Entonces lo llevaré al tabernáculo y lo dejaré allí con el Señor
para siempre.
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—Haz lo que mejor te parezca —acordó Elcana—. Quédate aquí por ahora, y que el Señor
te ayude a cumplir tu promesa.
Así que ella se quedó en casa y amamantó al niño hasta que lo destetó.
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Cuando el niño fue destetado, Ana lo llevó al tabernáculo en Silo. Ellos llevaron un toro de tres años
para el sacrificio, una canasta
de harina y un poco de vino.
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Después de sacrificar el toro, llevaron al niño a Elí.
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«Señor, ¿se acuerda de mí? —preguntó Ana—. Soy la mujer que estuvo aquí hace varios años orando al Señor
.
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Le pedí al Señor
que me diera este niño, y él concedió mi petición.
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Ahora se lo entrego al Señor
, y le pertenecerá a él toda su vida». Y allí ellos
adoraron al Señor
.