18
«Ve a encontrarte con el rey Acab de Israel, que gobierna en Samaria. Estará en Jezreel, en el viñedo de Nabot, adueñándose de él.
19
Dale el siguiente mensaje: “Esto dice el Señor
: ‘¿No te bastó con matar a Nabot? ¿También tienes que robarle? Por lo que has hecho, ¡los perros lamerán tu sangre en el mismo lugar donde lamieron la sangre de Nabot!’”».
20
—Así que, enemigo mío, ¡me has encontrado! —le dijo Acab a Elías.
—Sí —contestó Elías—, te encontré porque te has vendido para hacer lo malo a los ojos del Señor
.
21
Por eso ahora el Señor
dice: “Traeré calamidad sobre ti y te consumiré. ¡Destruiré a cada uno de tus descendientes varones, tanto esclavos como libres, en todo Israel!
22
Voy a destruir a tu familia como lo hice con la familia de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la familia de Baasa, hijo de Ahías, ¡porque me hiciste enojar mucho e hiciste pecar a Israel!”.
23
»En cuanto a Jezabel, el Señor
dice: “Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en la parcela de Jezreel”.
24
»A los miembros de la familia de Acab que mueran en la ciudad, se los comerán los perros, y a los que mueran en el campo se los comerán los buitres.
25
(Nunca nadie se entregó tanto a hacer lo que es malo a los ojos del Señor
como Acab, bajo la influencia de su esposa Jezabel.
26
La peor infamia que cometió fue rendir culto a ídolos
tal como habían hecho los amorreos, pueblo que el Señor
había expulsado de la tierra del paso de los israelitas).
27
Sin embargo, cuando Acab escuchó este mensaje, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera e hizo ayuno. Hasta dormía vestido de tela áspera y andaba de luto.
28
Entonces Elías recibió otro mensaje del Señor
: