7
«Hijo mío, yo quería edificar un templo para honrar el nombre del Señor
mi Dios —le dijo David—,
8
pero el Señor
me dijo: “Tú has matado a muchos hombres en las batallas que has peleado. Puesto que has derramado tanta sangre ante mis ojos, no serás tú el que edifique un templo para honrar mi nombre;
9
pero tendrás un hijo que será un hombre de paz. Le daré paz con sus enemigos de todas las tierras vecinas. Su nombre será Salomón
y, durante su reinado, yo le daré a Israel paz y tranquilidad.
10
Es él quien edificará el templo para honrar mi nombre. Él será mi hijo, y yo seré su padre. Además, afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre”.
11
»Ahora, hijo mío, que el Señor
esté contigo y te dé éxito al seguir sus instrucciones en la edificación del templo del Señor
tu Dios.
12
Que el Señor
te dé sabiduría y entendimiento, para que obedezcas la ley del Señor
tu Dios mientras gobiernes a Israel.
13
Pues tendrás éxito si obedeces cuidadosamente los decretos y las ordenanzas que el Señor
le dio a Israel por medio de Moisés. ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes!
14
»He trabajado mucho para proveer los materiales para construir el templo del Señor
. Hay 3.400.000 kilos de oro, 34.000.000 de kilos de plata,
y tanto hierro y bronce que es imposible pesarlos. También he reunido madera y piedras para las paredes, aunque tal vez necesites agregar más.
15
Cuentas con un buen número de hábiles carpinteros, canteros y artesanos de toda clase.
16
Además, cuentas con expertos en orfebrería y platería, y trabajadores del bronce y del hierro. ¡Ahora, manos a la obra y que el Señor
esté contigo!».
17
Después David ordenó a todos los líderes de Israel que ayudaran a Salomón en este proyecto.