20
Hermanos, no seáis niños en el sentido, sino sed niños en la malicia: empero perfectos en el sentido.
21
En la ley está escrito: En otras lenguas y en otros labios hablaré á este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.
22
Así que, las lenguas por señal son, no á los fieles, sino á los infieles: mas la profecía, no á los infieles, sino á los fieles.
23
De manera que, si toda la iglesia se juntare en uno, y todos hablan lenguas, y entran indoctos ó infieles, ¿no dirán que estáis locos?
24
Mas si todos profetizan, y entra algún infiel ó indocto, de todos es convencido, de todos es juzgado;
25
Lo oculto de su corazón se hace manifiesto: y así, postrándose sobre el rostro, adorará á Dios, declarando que verdaderamente Dios está en vosotros.
26
¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: hagáse todo para edificación.
27
Si hablare alguno en lengua extraña, sea esto por dos, ó á lo más tres, y por turno; mas uno interprete.
28
Y si no hubiere intérprete, calle en la iglesia, y hable á sí mismo y á Dios.
29
Asimismo, los profetas hablen dos ó tres, y los demás juzguen.
30
Y si á otro que estuviere sentado, fuere revelado, calle el primero.