25
De la misma manera, tomó en sus manos la copa de vino después de la cena, y dijo:
26
Pues, cada vez que coman este pan y beban de esta copa, anuncian la muerte del Señor hasta que él vuelva.
27
Por lo tanto, cualquiera que coma este pan o beba de esta copa del Señor en forma indigna es culpable de pecar contra
el cuerpo y la sangre del Señor.
28
Por esta razón, cada uno debería examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.
29
Pues, si alguno come el pan y bebe de la copa sin honrar el cuerpo de Cristo,
come y bebe el juicio de Dios sobre sí mismo.
30
Esa es la razón por la que muchos de ustedes son débiles y están enfermos y algunos incluso han muerto.
31
Si nos examináramos a nosotros mismos, Dios no nos juzgaría de esa manera.
32
Sin embargo, cuando el Señor nos juzga, nos está disciplinando para que no seamos condenados junto con el mundo.
33
Así que, mis amados hermanos, cuando se reúnan para la Cena del Señor, espérense unos a otros.
34
Si de veras tienen hambre, que cada uno coma en su casa, a fin de no traer juicio sobre ustedes mismos cuando se reúnan. Les daré instrucciones sobre los demás asuntos después de mi llegada.