28
Después colgó la cortina a la entrada del tabernáculo,
29
y ubicó el altar de las ofrendas quemadas cerca de la entrada del santuario. Entonces presentó una ofrenda quemada y una ofrenda de grano sobre el altar, tal como el Señor
le había ordenado.
30
Luego Moisés instaló el lavamanos entre el tabernáculo y el altar, y lo llenó de agua para que los sacerdotes pudieran lavarse.
31
Moisés, Aarón y los hijos de Aarón sacaban agua del lavamanos para lavarse las manos y los pies.
32
Se lavaban cada vez que se acercaban al altar o entraban al tabernáculo, tal como el Señor
le había ordenado a Moisés.
33
Después Moisés colgó las cortinas que daban forma al atrio que rodea el tabernáculo y el altar. Por último levantó la cortina en la entrada del atrio. Así por fin terminó Moisés el trabajo.
34
La gloria del Señor
llena el tabernáculo
Entonces la nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor
llenó el tabernáculo.
35
Moisés no podía entrar en el tabernáculo, porque la nube se había posado allí, y la gloria del Señor
llenaba el tabernáculo.
36
Cada vez que la nube se levantaba del tabernáculo, el pueblo de Israel se ponía en marcha y la seguía.
37
Pero si la nube no se levantaba, ellos permanecían donde estaban hasta que la nube se elevaba.
38
Durante el día, la nube del Señor
quedaba en el aire sobre el tabernáculo y, durante la noche, resplandecía fuego dentro de ella, de modo que toda la familia de Israel podía ver la nube. Eso mismo ocurrió durante todos sus viajes.