1
Un llamado a la justicia
»No esparzas rumores falsos. No te hagas cómplice de gente malvada cuando tengas que jurar en el estrado de los testigos.
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»No te dejes llevar por la mayoría en su maldad. Cuando te llamen a testificar en un pleito, no te dejes influir por la multitud para torcer la justicia.
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Tampoco inclines tu testimonio en favor de una persona solo porque sea pobre.
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»Si encuentras extraviado el buey o el burro de tu enemigo, devuélveselo a su dueño.
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Si ves que el burro de alguien que te odia cayó debajo de su carga, no pases de largo. Detente y ayúdalo.
6
»Ante una demanda judicial, no le negarás la justicia al pobre.
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»Asegúrate que nunca acuses a nadie falsamente de algún mal. Jamás condenes a muerte a una persona inocente o intachable, porque yo nunca declaro inocente al culpable.
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»No aceptes sobornos, porque el soborno te lleva a hacerte de la vista gorda en aquello que ves con claridad. El soborno mueve incluso a una persona justa a tergiversar la verdad.
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»No oprimas a los extranjeros. Tú sabes lo que es ser extranjero, porque tú también fuiste extranjero en la tierra de Egipto.
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»Siembra y recoge tus cosechas durante seis años,
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pero el séptimo año deja que la tierra se renueve y descanse sin cultivar. Permite que la gente pobre de tu pueblo coseche lo que crezca por sí mismo durante ese año. Deja el resto para que coman los animales salvajes. Haz lo mismo con tus viñedos y olivares.
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»Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar. Así tu buey y tu burro podrán descansar, y también recobrarán sus fuerzas tus esclavos y los extranjeros que vivan en medio de ti.
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»Presta mucha atención a todas mis instrucciones. No invoques el nombre de ningún otro dios; ni siquiera menciones sus nombres.