25
Si dieres a mi pueblo dinero prestado, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.
26
Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a puestas del sol se lo volverás;
27
porque sólo aquello es su cubierta, es aquel el vestido para cubrir sus carnes, en el que ha de dormir; y será que cuando él a mí clamare, yo entonces le oiré, porque soy misericordioso.
28
No maldecirás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
29
No dilatarás la primicia de tu cosecha, ni de tu licor, me darás el primogénito de tus hijos.
30
Así harás con el de tu buey y de tu oveja: siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.
31
Y habéis de serme varones santos; y no comeréis carne arrebatada de las fieras en el campo; a los perros la echaréis.