3
Entonces Moisés subió al monte para presentarse delante de Dios. El Señor
lo llamó desde el monte y le dijo: «Comunica estas instrucciones a la familia de Jacob; anúncialas a los descendientes de Israel:
4
“Ustedes vieron lo que hice con los egipcios. Saben cómo los llevé a ustedes sobre alas de águila y los traje hacia mí.
5
Ahora bien, si me obedecen y cumplen mi pacto, ustedes serán mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece.
6
Ustedes serán mi reino de sacerdotes, mi nación santa”. Este es el mensaje que debes transmitir a los hijos de Israel».
7
Entonces Moisés regresó del monte y llamó a los ancianos del pueblo y les comunicó todo lo que el Señor
le había ordenado.
8
Y todo el pueblo respondió a una voz: «Haremos todo lo que el Señor
ha ordenado». Entonces Moisés llevó al Señor
la respuesta del pueblo.
9
Luego el Señor
le dijo a Moisés: «Yo me presentaré ante ti en una densa nube, para que el pueblo pueda oírme cuando hable contigo; así ellos siempre confiarán en ti».
Moisés le dijo al Señor
lo que el pueblo había dicho.
10
Después el Señor
le dijo a Moisés: «Desciende y prepara al pueblo para mi llegada. Conságralos hoy y mañana, y haz que laven sus ropas.
11
Asegúrate de que estén preparados para el tercer día, porque ese día el Señor
descenderá sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo.
12
Marca un límite alrededor del monte y dile al pueblo esta advertencia: “¡Tengan cuidado! No suban al monte, ni siquiera toquen los límites. Cualquiera que toque el monte, será ejecutado.
13
Ninguna mano puede tocar a la persona o al animal que traspase el límite, sino que esa persona morirá apedreada o atravesada con flechas. Ellos tendrán que morir”. Sin embargo, cuando se oiga un toque prolongado del cuerno de carnero entonces el pueblo podrá subir al monte».