12
«He oído las quejas de los israelitas. Ahora diles: “Por la tarde tendrán carne para comer, y por la mañana tendrán todo el pan que deseen. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor
su Dios”».
13
Esa tarde, llegó una cantidad enorme de codornices que cubrieron el campamento, y a la mañana siguiente los alrededores del campamento estaban húmedos de rocío.
14
Cuando el rocío se evaporó, la superficie del desierto quedó cubierta por copos de una sustancia hojaldrada y fina como escarcha.
15
Los israelitas quedaron perplejos al ver eso y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto?», porque no tenían idea de lo que era.
Entonces Moisés les dijo:«Este es el pan que el Señor
les da para comer.
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Estas son las instrucciones del Señor
: cada grupo familiar juntará todo lo que necesite. Recojan dos kilos
por cada persona en su carpa».
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Así que los israelitas hicieron lo que se les dijo. Algunos recogieron mucho; otros, solo un poco.
18
Pero cuando lo midieron,
cada uno tenía lo justo y necesario. A los que recogieron mucho no les sobraba, y a los que recogieron poco no les faltaba. Cada familia tuvo justo lo que necesitaba.
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Entonces Moisés les dijo: «No guarden nada para el día siguiente».
20
Sin embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la mañana siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y apestaba, y Moisés se enojó mucho con ellos.
21
Después de este incidente, cada familia recogía el alimento cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los copos que no se habían recogido se derretían y desaparecían.
22
El sexto día recogían el doble de lo habitual, es decir, cuatro kilos
por persona en lugar de dos. Entonces todos los líderes de la comunidad se dirigieron a Moisés en busca de una explicación.