8
En aquel día el Señor
defenderá al pueblo de Jerusalén. ¡El más débil entre ellos será tan poderoso como el rey David! ¡Y los descendientes reales serán como Dios mismo, como el ángel del Señor
que va delante de ellos!
9
Pues en aquel día comenzaré a destruir a todas las naciones que ataquen a Jerusalén.
10
»Entonces derramaré un espíritu
de gracia y oración sobre la familia de David y sobre los habitantes de Jerusalén. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán duelo por él como por un hijo único. Se lamentarán amargamente como quien llora la muerte de un primer hijo varón.
11
El dolor y el luto en Jerusalén serán tan grandes como el duelo por Hadad-rimón en el valle de Meguido.
12
»Todo Israel hará duelo, cada clan por su lado, los esposos separados de sus esposas. El clan de David llorará solo, como lo hará el clan de Natán,
13
el clan de Leví y el clan de Simei.
14
Cada clan sobreviviente de Judá se lamentará por separado, y los esposos separados de sus esposas.