8
Por lo tanto, tengan paciencia —dice el Señor
—.
Pronto me levantaré y acusaré a esas naciones malvadas.
Pues he decidido reunir a los reinos de la tierra
y descargar mi más feroz ira y furia sobre ellos.
Toda la tierra será consumida
por el fuego de mi celo.
9
»Entonces purificaré el lenguaje de todos los pueblos,
para que todos juntos puedan adorar al Señor
.
10
Mi pueblo disperso, que vive más allá de los ríos de Etiopía
vendrá a presentar sus ofrendas.
11
En ese día ya no hará falta que sean avergonzados,
porque dejarán de rebelarse contra mí.
Quitaré al orgulloso y al arrogante de entre ustedes;
no habrá más altivez en mi monte santo.
12
Quedarán solo los sencillos y los humildes
porque son ellos quienes confían en el nombre del Señor
.
13
Los del remanente de Israel no harán nada malo;
nunca mentirán ni se engañarán unos a otros.
Comerán y dormirán seguros,
sin que nadie los atemorice».
14
¡Canta, oh hija de Sión;
grita fuerte, oh Israel!
¡Alégrate y gózate con todo tu corazón,
oh hija de Jerusalén!
15
Pues el Señor
quitará su mano de juicio
y dispersará a los ejércitos de tus enemigos.
¡El Señor
mismo, el Rey de Israel,
vivirá en medio de ti!
Por fin, se habrán terminado tus aflicciones
y nunca jamás temerás el desastre.
16
En ese día, la proclama en Jerusalén será:
«¡Ánimo, Sión! ¡No temas!
17
Pues el Señor
tu Dios vive en medio de ti.
Él es un poderoso salvador.
Se deleitará en ti con alegría.
Con su amor calmará todos tus temores.
Se gozará por ti con cantos de alegría».
18
«Reuniré a los que añoran los festivales establecidos;
nunca más serán avergonzados.