11
Canten alabanzas al Señor
, que reina en Jerusalén.
Cuéntenle al mundo acerca de sus inolvidables hechos.
12
Pues el vengador de los que son asesinados cuida de los indefensos;
no pasa por alto el clamor de los que sufren.
13
Señor
, ten misericordia de mí.
Mira cómo me atormentan mis enemigos;
arrebátame de las garras de la muerte.
14
Sálvame, para que te alabe públicamente en las puertas de Jerusalén,
para que me alegre porque me has rescatado.
15
Las naciones han caído en el hoyo que cavaron para otros;
sus propios pies quedaron atrapados en la trampa que tendieron.
16
Al Señor
lo conocen por su justicia;
los malvados son presos de sus propias acciones.
Interludio de silencio
17
Los malvados descenderán a la tumba;
este es el destino de las naciones que se olvidan de Dios.
18
Pero aquellos que pasen necesidad no quedarán olvidados para siempre;
las esperanzas del pobre no siempre serán aplastadas.
19
¡Levántate, oh Señor
!
¡No permitas que simples mortales te desafíen!
¡Juzga a las naciones!
20
Haz que tiemblen de miedo, oh Señor
;
que las naciones sepan que no son más que seres humanos.
Interludio