15
Pero en mi caso, Dios redimirá mi vida;
me arrebatará del poder de la tumba.
Interludio
16
Así que no te desanimes cuando los malvados se enriquezcan,
y en sus casas haya cada vez más esplendor.
17
Pues al morir, no se llevan nada consigo;
sus riquezas no los seguirán a la tumba.
18
En esta vida se consideran dichosos
y los aplauden por su éxito.
19
Pero morirán como todos sus antepasados,
y nunca más volverán a ver la luz del día.
20
La gente que se jacta de su riqueza no comprende;
morirán, al igual que los animales.