2
Inclina tu oído para escucharme;
rescátame pronto.
Sé mi roca de protección,
una fortaleza donde estaré a salvo.
3
Tú eres mi roca y mi fortaleza;
por el honor de tu nombre, sácame de este peligro.
4
Rescátame de la trampa que me tendieron mis enemigos,
porque solo en ti encuentro protección.
5
Encomiendo mi espíritu en tu mano;
rescátame, Señor
, porque tú eres un Dios fiel.
6
Detesto a los que rinden culto a ídolos inútiles;
yo confío en el Señor
.
7
Me gozaré y me alegraré en tu amor inagotable,
porque has visto mis dificultades
y te preocupas por la angustia de mi alma.
8
No me entregaste a mis enemigos
sino que me pusiste en un lugar seguro.
9
Ten misericordia de mí, Señor
, porque estoy angustiado.
Las lágrimas me nublan la vista;
mi cuerpo y mi alma se marchitan.
10
Estoy muriendo de dolor;
se me acortan los años por la tristeza.
El pecado me dejó sin fuerzas;
me estoy consumiendo por dentro.
11
Todos mis enemigos me desprecian,
y mis vecinos me rechazan,
¡ni mis amigos se atreven a acercarse a mí!
Cuando me ven por la calle,
salen corriendo para el otro lado.
12
Me han olvidado como si estuviera muerto,
como si fuera una vasija rota.