2
El Señor
es mi roca, mi fortaleza y mi salvador;
mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección.
Él es mi escudo, el poder que me salva
y mi lugar seguro.
3
Clamé al Señor
, quien es digno de alabanza,
y me salvó de mis enemigos.
4
Me enredaron las cuerdas de la muerte;
me arrasó una inundación devastadora.
5
La tumba
me envolvió con sus cuerdas;
la muerte me tendió una trampa en el camino.
6
Pero en mi angustia, clamé al Señor
;
sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda.
Él me oyó desde su santuario;
mi clamor llegó a sus oídos.
7
Entonces la tierra se estremeció y tembló;
se sacudieron los cimientos de las montañas;
temblaron a causa de su enojo.
8
De su nariz salía humo a raudales,
de su boca saltaban violentas llamas de fuego;
carbones encendidos se disparaban de él.
9
Abrió los cielos y descendió;
había oscuras nubes de tormenta debajo de sus pies.
10
Voló montado sobre un poderoso ser angelical,
remontándose sobre las alas del viento.
11
Se envolvió con un manto de oscuridad
y ocultó su llegada con oscuras nubes de lluvia.
12
Nubes densas taparon el brillo a su alrededor,
e hicieron llover granizo y carbones encendidos.