83
Estoy arrugado como un odre ahumado,
pero no me olvidé de obedecer tus decretos.
84
¿Hasta cuándo tendré que esperar?
¿Cuándo castigarás a los que me persiguen?
85
Estos arrogantes que odian tus enseñanzas
cavaron hoyos profundos para atraparme.
86
Todos tus mandatos son confiables.
Protégeme de aquellos que me persiguen sin causa.
87
Casi acaban conmigo,
pero me negué a abandonar tus mandamientos.
88
En tu amor inagotable, perdona mi vida;
entonces podré continuar obedeciendo tus leyes.
89
Lámed
Tu eterna palabra, oh Señor
,
se mantiene firme en el cielo.
90
Tu fidelidad se extiende a cada generación,
y perdura igual que la tierra que creaste.
91
Tus ordenanzas siguen siendo verdad hasta el día de hoy,
porque todo está al servicio de tus planes.
92
Si tus enseñanzas no me hubieran sostenido con alegría,
ya habría muerto en mi sufrimiento.
93
Jamás olvidaré tus mandamientos,
pues por medio de ellos me diste vida.