101
Me negué a andar por cualquier mal camino,
a fin de permanecer obediente a tu palabra.
102
No me he apartado de tus ordenanzas,
porque me has enseñado bien.
103
¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!
Son más dulces que la miel.
104
Tus mandamientos me dan entendimiento;
¡con razón detesto cada camino falso de la vida!
105
Nun
Tu palabra es una lámpara que guía mis pies
y una luz para mi camino.
106
Lo prometí una vez y volveré a prometerlo:
obedeceré tus justas ordenanzas.
107
He sufrido mucho, oh Señor
;
restaura mi vida, como lo prometiste.
108
Señor
, acepta mi ofrenda de alabanza
y enséñame tus ordenanzas.
109
Mi vida pende de un hilo constantemente,
pero no dejaré de obedecer tus enseñanzas.
110
Los malvados me han tendido sus trampas,
pero no me apartaré de tus mandamientos.
111
Tus leyes son mi tesoro;
son el deleite de mi corazón.
112
Estoy decidido a obedecer tus decretos
hasta el final.
113
Sámec
Detesto a los que tienen divididas sus lealtades,
pero amo tus enseñanzas.
114
Tú eres mi refugio y mi escudo;
tu palabra es la fuente de mi esperanza.
115
Lárguense de mi vida, ustedes los de mente malvada,
porque tengo la intención de obedecer los mandatos de mi Dios.
116
¡S
, sostenme como prometiste para que viva!
No permitas que se aplaste mi esperanza.
117
Sostenme y seré rescatado;
entonces meditaré continuamente en tus decretos.
118
Pero has rechazado a todos los que se apartan de tus decretos,
quienes no hacen más que engañarse a sí mismos.
119
Desechas a los perversos de la tierra como si fueran desperdicios;
¡con razón me encanta obedecer tus leyes!
120
Me estremezco por mi temor a ti;
quedo en temor reverente ante tus ordenanzas.
121
Ayin
No me dejes a merced de mis enemigos,
porque he hecho lo que es correcto y justo.
122
Te ruego que me des seguridad de una bendición.
¡No permitas que los arrogantes me opriman!
123
Mis ojos se esfuerzan por ver tu rescate,
por ver la verdad de tu promesa cumplida.
124
Soy tu siervo; trátame con tu amor inagotable
y enséñame tus decretos.
125
Da discernimiento a este siervo tuyo;
entonces comprenderé tus leyes.
126
Señor
, es tiempo de que actúes,
porque esta gente malvada ha desobedecido tus enseñanzas.
127
De verdad, amo tus mandatos
más que el oro, incluso que el oro más fino.
128
Cada uno de tus mandamientos es recto,
por eso detesto todo camino falso.
129
Pe
Tus leyes son maravillosas.
¡Con razón las obedezco!
130
La enseñanza de tu palabra da luz,
de modo que hasta los simples pueden entender.
131
Abro la boca y jadeo
anhelando tus mandatos.