3
Que los descendientes de Aarón, los sacerdotes, repitan:
«Su fiel amor perdura para siempre».
4
Que todos los que temen al Señor
repitan:
«Su fiel amor perdura para siempre».
5
En mi angustia oré al Señor
,
y el Señor
me respondió y me liberó.
6
El Señor
está de mi parte, por tanto, no temeré;
¿qué me puede hacer un simple mortal?
7
Así es, el Señor
está de mi parte; él me ayudará;
miraré triunfante a los que me odian.
8
Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en la gente.
9
Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en príncipes.
10
Aunque me rodearon naciones hostiles,
las destruí a todas con la autoridad del Señor
.
11
Así fue, me rodearon y me atacaron,
pero las destruí a todas con la autoridad del Señor
.
12
Me rodearon como un enjambre de abejas;
se enardecieron contra mí como un fuego crepitante;
pero las destruí a todas con la autoridad del Señor
.
13
Mis enemigos hicieron todo lo posible para matarme,
pero el Señor
me rescató.