2 No te alejes de mí
en el tiempo de mi angustia.
Inclínate para escuchar
y no tardes en responderme cuando te llamo.
3 Pues mis días desaparecen como el humo,
y los huesos me arden como carbones al rojo vivo.
4 Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba,
y perdí el apetito.
5 Por mi gemir,
quedé reducido a piel y huesos.
6 Soy como un búho en el desierto,
como un búho pequeño en un lugar remoto y desolado.
7 Me acuesto y sigo despierto,
como un pájaro solitario en el tejado.
8 Mis enemigos se burlan de mí día tras día;
se mofan de mí y me maldicen.
9 Me alimento de cenizas;
las lágrimas corren por mis mejillas y se mezclan con mi bebida,
10 a causa de tu enojo y de tu ira,
pues me levantaste y me echaste.
11 Mi vida pasa tan rápido como las sombras de la tarde;
voy marchitándome como hierba.
12 Pero tú, oh Señor
, te sentarás en tu trono para siempre;
tu fama durará por todas las generaciones.
13 Te levantarás y tendrás misericordia de Jerusalén;
ya es tiempo de tener compasión de ella,
ahora es el momento en que prometiste ayudar.
14 Pues tu pueblo ama cada piedra de sus murallas
y atesora hasta el polvo de sus calles.
15 Entonces las naciones temblarán ante el Señor
;
los reyes de la tierra temblarán ante su gloria.
16 Pues el Señor
reconstruirá Jerusalén;
él aparecerá en su gloria.
17 Escuchará las oraciones de los desposeídos;
no rechazará sus ruegos.
18 Que esto quede registrado para las generaciones futuras,
para que un pueblo aún no nacido alabe al Señor
.
19 Cuéntenles que el Señor
miró hacia abajo,
desde su santuario celestial.
Desde los cielos miró la tierra
20 para escuchar los gemidos de los prisioneros,
para poner en libertad a los condenados a muerte.
21 Por eso la fama del Señor
se celebrará en Sión,
y sus alabanzas en Jerusalén,
22 cuando las multitudes se reúnan
y los reinos vengan a adorar al Señor
.
23 En la mitad de mi vida, me quebró las fuerzas,
y así acortó mis días.
24 Pero clamé a él: «Oh mi Dios, el que vive para siempre,
¡no me quites la vida en la flor de mi juventud!
25 Hace mucho tiempo echaste los cimientos de la tierra
y con tus manos formaste los cielos.
26 Ellos dejarán de existir, pero tú permaneces para siempre;
se desgastarán como ropa vieja.
Tú los cambiarás
y los desecharás como si fueran ropa.
27 Pero tú siempre eres el mismo;
tú vivirás para siempre.
28 Los hijos de tu pueblo
vivirán seguros;
los hijos de sus hijos
prosperarán en tu presencia».

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Salmos 102:2 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina hacia mí tu oído; el día en que te invoco, respóndeme pronto.

English Standard Version ESV

Psalm 102:2 Do not hide your face from me in the day of my distress! Incline your ear to me; answer me speedily in the day when I call!

La Biblia del Jubileo 2000 JBS

Salmos 102:2 No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; el día que te invocare, apresúrate a responderme

King James Version KJV

Psalm 102:2 Hide not thy face from me in the day when I am in trouble; incline thine ear unto me: in the day when I call answer me speedily.

New King James Version NKJV

Psalm 102:2 Do not hide Your face from me in the day of my trouble; Incline Your ear to me; In the day that I call, answer me speedily.

Nueva Versión Internacional NVI

Salmos 102:2 No escondas de mí tu rostrocuando me encuentro angustiado.Inclina a mí tu oído;respóndeme pronto cuando te llame.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Salmos 102:2 No escondas de mí tu rostro: en el día de mi angustia Inclina á mí tu oído; El día que te invocare, apresúrate á responderme.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Salmos 102:2 No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; el día que te invocare, apresúrate a responderme.

Herramientas de Estudio para Salmos 102:2-28