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Saludos de Pablo
Yo, Pablo, esclavo de Cristo Jesús y elegido por Dios para ser apóstol y enviado a predicar su Buena Noticia, escribo esta carta.
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Dios prometió esa Buena Noticia hace tiempo por medio de sus profetas en las sagradas Escrituras.
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La Buena Noticia trata de su Hijo. En su vida terrenal, él fue descendiente del rey David,
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y quedó demostrado que era
el Hijo de Dios cuando fue resucitado de los muertos mediante el poder del Espíritu Santo.
Él es Jesucristo nuestro Señor.
5
Por medio de Cristo, Dios nos ha dado a nosotros, como apóstoles, el privilegio
y la autoridad de anunciar por todas partes a los gentiles
lo que Dios ha hecho por ellos, a fin de que crean en él y lo obedezcan, lo cual dará gloria a su nombre.
6
Ustedes están incluidos entre los gentiles que fueron llamados a pertenecer a Jesucristo.
7
Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma y son llamados a ser su pueblo santo.
Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz.
8
La Buena Noticia de Dios
Ante todo les digo que, mediante Jesucristo, le doy gracias a mi Dios por todos ustedes, porque en todas partes del mundo se habla de la fe que tienen en él.
9
Dios sabe cuántas veces los recuerdo en mis oraciones. Día y noche hago mención de ustedes y sus necesidades delante de Dios, a quien sirvo con todo mi corazón
anunciando la Buena Noticia acerca de su Hijo.
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Algo que siempre pido en oración es que, Dios mediante, se presente la oportunidad de ir por fin a verlos.
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Pues tengo muchos deseos de visitarlos para llevarles algún don espiritual que los ayude a crecer firmes en el Señor.
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Cuando nos encontremos, quiero alentarlos en la fe pero también me gustaría recibir aliento de la fe de ustedes.
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Quiero que sepan, amados hermanos, que me propuse muchas veces ir a visitarlos pero, hasta el momento, me vi impedido. Mi deseo es trabajar entre ustedes y ver frutos espirituales tal como he visto entre otros gentiles.
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Pues siento una gran obligación tanto con los habitantes del mundo civilizado como con los del resto del mundo,
con los instruidos y los incultos por igual.
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Así que estoy ansioso por visitarlos también a ustedes, que están en Roma, para predicarles la Buena Noticia.
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Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles.
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Esa Buena Noticia nos revela cómo Dios nos hace justos ante sus ojos, lo cual se logra del principio al fin por medio de la fe. Como dicen las Escrituras: «Es por medio de la fe que el justo tiene vida»
.
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La ira de Dios contra el pecado
Pero Dios muestra su ira desde el cielo contra todos los que son pecadores y perversos, que detienen la verdad con su perversión.
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Ellos conocen la verdad acerca de Dios, porque él se la ha hecho evidente.
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Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios.
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Es cierto, ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión.
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Afirmaban ser sabios pero se convirtieron en completos necios.
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Y, en lugar de adorar al Dios inmortal y glorioso, rindieron culto a ídolos que ellos mismos se hicieron con forma de simples mortales, de aves, de animales de cuatro patas y de reptiles.
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Entonces Dios los abandonó para que hicieran todas las cosas vergonzosas que deseaban en su corazón. Como resultado, usaron sus cuerpos para hacerse cosas viles y degradantes entre sí.