2
Preparó un gran banquete,
mezcló los vinos y puso la mesa.
3
Envió a sus sirvientes para que invitaran a todo el mundo.
Ahora convoca desde el lugar más alto con vista a la ciudad:
4
«Entren conmigo», clama a los ingenuos.
Y a quienes les falta buen juicio, les dice:
5
«Vengan, disfruten mi comida
y beban el vino que he mezclado.
6
Dejen atrás sus caminos de ingenuidad y empiecen a vivir;
aprendan a usar el buen juicio».
7
El que reprende a un burlón recibirá un insulto a cambio;
el que corrige al perverso saldrá herido.
8
Por lo tanto, no te molestes en corregir a los burlones;
solo ganarás su odio.
En cambio, corrige a los sabios
y te amarán.
9
Instruye a los sabios,
y se volverán aún más sabios.
Enseña a los justos,
y aprenderán aún más.
10
El temor del Señor
es la base de la sabiduría.
Conocer al Santo da por resultado el buen juicio.
11
La sabiduría multiplicará tus días
y dará más años a tu vida.
12
Si te haces sabio, serás tú quien se beneficie.
Si desprecias la sabiduría, serás tú quien sufra.