3
Pues yo, igual que ustedes, fui hijo de mi padre,
amado tiernamente como el hijo único de mi madre.
4
Mi padre me enseñó:
«Toma en serio mis palabras.
Sigue mis mandatos y vivirás.
5
Adquiere sabiduría, desarrolla buen juicio.
No te olvides de mis palabras ni te alejes de ellas.
6
No des la espalda a la sabiduría, pues ella te protegerá;
ámala, y ella te guardará.
7
¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!
Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio.
8
Si valoras la sabiduría, ella te engrandecerá.
Abrázala, y te honrará.
9
Te pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza;
te entregará una preciosa corona».
10
Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo,
y tendrás una buena y larga vida.
11
Te enseñaré los caminos de la sabiduría
y te guiaré por sendas rectas.
12
Cuando camines, no te detendrán;
cuando corras, no tropezarás.
13
Aférrate a mis instrucciones, no las dejes ir;
cuídalas bien, porque son la clave de la vida.