1
Los perversos huyen aun cuando nadie los persigue,
pero los justos son tan valientes como el león.
2
Cuando hay corrupción moral en una nación, su gobierno se desmorona fácilmente.
En cambio, con líderes sabios y entendidos viene la estabilidad.
3
El pobre que oprime a los pobres
es como la lluvia torrencial que destruye la cosecha.
4
Rechazar la ley es enaltecer a los perversos,
obedecer la ley es luchar contra ellos.
5
Los malvados no comprenden la justicia,
pero los que siguen al Señor
la entienden a la perfección.
6
Es mejor ser pobre y honesto
que ser rico y deshonesto.
7
Los jóvenes que obedecen la ley son sabios,
los que tienen amigos desenfrenados traen vergüenza a sus padres.
8
Los ingresos que se obtienen por cobrar altos intereses
terminarán en el bolsillo del que trata bien a los pobres.
9
Dios detesta la oración
del que no hace caso de la ley.
10
El que lleva a la gente buena por mal camino
caerá en su propia trampa,
pero los honrados heredarán cosas buenas.
11
Los ricos se creen sabios,
pero no pueden engañar a un pobre que tiene discernimiento.