25
El Señor
derriba la casa de los orgullosos,
pero protege la propiedad de las viudas.
26
El Señor
detesta los planes perversos,
pero se deleita en las palabras puras.
27
El avaro causa mucho dolor a toda la familia,
pero los que odian el soborno vivirán.
28
El corazón del justo piensa bien antes de hablar;
la boca de los perversos rebosa de palabras malvadas.
29
El Señor
está lejos de los perversos,
pero oye las oraciones de los justos.
30
Una mirada alegre trae gozo al corazón;
las buenas noticias contribuyen a la buena salud.
31
Si escuchas la crítica constructiva,
te sentirás en casa entre los sabios.
32
Si rechazas la disciplina, sólo te harás daño a ti mismo,
pero si escuchas la corrección, crecerás en entendimiento.
33
El temor del Señor
enseña sabiduría;
la humildad precede a la honra.