1
Israel ama la perversidad
»Yo quiero sanar a Israel,
pero sus pecados son demasiado grandes.
Samaria está llena de mentirosos.
¡Hay ladrones adentro
y bandidos afuera!
2
La gente no se da cuenta
de que los estoy mirando.
Están cercados por sus acciones pecaminosas
y yo las veo todas.
3
»El pueblo entretiene al rey con sus perversidades
y los príncipes se ríen de todas las mentiras del pueblo.
4
Son todos adúlteros,
siempre ardiendo con pasión.
Son como un horno que se mantiene caliente
mientras el panadero prepara la masa.
5
Durante una fiesta del rey, los príncipes se emborrachan con vino,
y se entregan a la juerga con los que se burlan de ellos.
6
Sus corazones son como un horno
recalentado con intriga.
Sus maquinaciones humean
durante la noche
y por la mañana estallan en un incendio violento.
7
Como un horno ardiente,
consumen a sus líderes.
Matan a sus reyes uno tras otro,
y nadie clama a mí en busca de ayuda.
8
»El pueblo de Israel se mezcla con paganos de otras naciones,
¡y se vuelven tan inútiles como un pastel a medio cocer!
9
El rendir culto a dioses ajenos consume sus fuerzas,
pero ellos ni cuenta se dan.
Su cabello se ha encanecido
pero no se dan cuenta de que están viejos y débiles.
10
Su arrogancia testifica en su contra,
sin embargo, no se vuelven al Señor
su Dios,
ni siquiera tratan de encontrarlo.
11
»El pueblo de Israel se ha vuelto como palomas, necias y tontas;
primero clama a Egipto en busca de ayuda y luego vuela a Asiria.