7
Agua fluirá de sus cántaros;
su descendencia tendrá toda la que necesite.
Su rey será más grande que Agag;
su reino será exaltado.
8
Dios los sacó de Egipto;
para ellos él es tan fuerte como un buey salvaje.
Él devora a las naciones que se le oponen,
quiebra sus huesos en pedazos
y las atraviesa con flechas.
9
Como un león, Israel se agazapa y se tiende;
como a una leona, ¿quién se atreve a despertarla?
Bendito todo el que te bendice, oh Israel,
y maldito todo el que te maldice».
10
Entonces el rey Balac se enfureció contra Balaam y en señal de enojo palmeó las manos y gritó:
—¡Yo te llamé para maldecir a mis enemigos! En cambio, los has bendecido tres veces.
11
¡Fuera de aquí ahora mismo! ¡Vuelve a tu casa! Te prometí una generosa recompensa, pero el Señor
te ha impedido que la recibieras.
12
Balaam le dijo a Balac:
—¿No recuerdas lo que expliqué a tus mensajeros? Dije:
13
“Aunque Balac me diera su palacio repleto de plata y oro, no podría hacer absolutamente nada en contra de la voluntad del Señor
”. ¡Te advertí que únicamente podría decir lo que el Señor
me dijera!
14
Ahora me regreso a mi propia gente, pero primero, déjame decirte lo que los israelitas harán a tu pueblo en el futuro.
15
Últimos mensajes de Balaam
Balaam dio el siguiente mensaje:
«Este es el mensaje de Balaam, el hijo de Beor,
el mensaje del hombre cuyos ojos ven con claridad,
16
el mensaje del que oye las palabras de Dios,
del que tiene conocimiento dado por el Altísimo,
del que ve una visión que proviene del Todopoderoso,
y se inclina con los ojos abiertos:
17
Lo veo a él, pero no aquí ni ahora.
Lo percibo, pero lejos, en un futuro distante.
Una estrella se levantará de Jacob;
un cetro surgirá de Israel.
Aplastará la frente del pueblo de Moab,
y partirá el cráneo de la gente de Set.