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Balaam y su burra
A la mañana siguiente Balaam se levantó, ensilló su burra y salió con los funcionarios moabitas;
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pero Dios se enojó porque Balaam iba con ellos. Así que envió al ángel del Señor
a pararse en medio del camino para impedirle el paso. Mientras Balaam y dos de sus sirvientes iban montando,
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la burra de Balaam vio al ángel del Señor
de pie en el camino, con una espada desenvainada en su mano. La burra se apartó del camino y se desbocó hacia un campo, pero Balaam la golpeó y la obligó a regresar al camino.
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Entonces el ángel del Señor
se detuvo en un lugar donde el camino se hacía estrecho entre las paredes de dos viñedos.
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Cuando la burra vio al ángel del Señor
, trató de pasar pero aplastó el pie de Balaam contra la pared. Así que Balaam la golpeó de nuevo.
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Entonces el ángel del Señor
se adelantó y se plantó en un lugar tan estrecho que la burra no podía pasar del todo.
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Esta vez cuando la burra vio al ángel, se echó al suelo con Balaam encima. Entonces Balaam, furioso, volvió a golpear al animal con su vara.
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Así que el Señor
le dio a la burra la capacidad de hablar.
—¿Qué te he hecho para merecer que me pegues tres veces? —le preguntó a Balaam.
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—¡Me has dejado en ridículo! —gritó Balaam—. ¡Si tuviera una espada, te mataría!
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—Pero yo soy la misma burra que has montado toda tu vida —le contestó la burra—. ¿Alguna vez te he hecho algo así?
—No —admitió Balaam.
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Entonces el Señor
abrió los ojos de Balaam y vio al ángel del Señor
de pie en el camino con una espada desenvainada en su mano. Balaam se inclinó y cayó rostro en tierra ante él.
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—¿Por qué le pegaste a tu burra tres veces? —le preguntó el ángel del Señor
—. Mira, he venido a impedirte el paso porque con terquedad te me opones.
33
Tres veces la burra me vio y se apartó del camino; si no, te aseguro que te habría matado a ti y habría dejado a la burra con vida.
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Entonces Balaam le confesó al ángel del Señor
:
—He pecado. No comprendí que tú estabas parado en el camino para impedirme el paso. Volveré a casa si te opones a mi viaje.
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Pero el ángel del Señor
le dijo a Balaam:
—Ve con estos hombres, pero habla sólo lo que yo te diga.
Así que Balaam siguió con los funcionarios de Balac.
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Cuando el rey Balac supo que Balaam estaba en camino, salió a su encuentro a una ciudad moabita, situada en el río Arnón, en la frontera más distante de su tierra.
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—¿No era urgente la invitación que te envié? ¿Por qué no viniste enseguida? —le preguntó Balac a Balaam—. ¿No me creíste cuando te dije que te honraré con una generosa recompensa?
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—Mira —contestó Balaam—, ya he venido pero no está en mis manos decir lo que yo quiera. Hablaré únicamente el mensaje que Dios ponga en mi boca.
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Luego Balaam acompañó a Balac a Quiriat-huzot.
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Allí el rey sacrificó ganado y ovejas, y envió porciones de la carne a Balaam y a los oficiales que estaban con él.
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A la mañana siguiente Balac subió con Balaam a un lugar llamado Bamot-baal y desde allí se podía ver parte del pueblo de Israel.