10
Luego sus discípulos le preguntaron:
—¿Por qué los maestros de la ley religiosa insisten en que Elías debe regresar antes de que venga el Mesías?
11
Jesús contestó:
12
Pero les digo, Elías ya vino, pero no fue reconocido y ellos prefirieron maltratarlo. De la misma manera, también harán sufrir al Hijo del Hombre.
13
Entonces los discípulos se dieron cuenta de que hablaba de Juan el Bautista.
14
Jesús sana a un muchacho endemoniado
Al pie del monte, les esperaba una gran multitud. Un hombre vino y se arrodilló delante de Jesús y le dijo:
15
«Señor, ten misericordia de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. A menudo cae al fuego o al agua.
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Así que lo llevé a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo».
17
Jesús dijo:
18
Entonces Jesús reprendió al demonio, y el demonio salió del joven. A partir de ese momento, el muchacho estuvo bien.
19
Más tarde, los discípulos le preguntaron a Jesús en privado:
—¿Por qué nosotros no pudimos expulsar el demonio?
20
—les dijo Jesús—.
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22
Jesús predice otra vez su muerte
Luego, cuando volvieron a reunirse en Galilea, Jesús les dijo:
23
Y los discípulos se llenaron de profundo dolor.
24
El pago del impuesto del templo
Cuando llegaron a Capernaúm, los cobradores del impuesto
del templo se acercaron a Pedro y le preguntaron:
—¿Tu maestro no paga el impuesto del templo?
25
—Sí, lo paga —contestó Pedro.
Luego entró en la casa, pero antes de tener oportunidad de hablar, Jesús le preguntó:
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—Se los cobran a los que han conquistado —contestó Pedro.
—dijo Jesús—,
27
Sin embargo, no queremos que se ofendan, así que desciende al lago y echa el anzuelo. Abre la boca del primer pez que saques y allí encontrarás una gran moneda de plata.
Tómala y paga mi impuesto y el tuyo.