27
—Es verdad, Señor —respondió la mujer—, pero hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos.
28
—le dijo Jesús—,
Y al instante la hija se sanó.
29
Jesús sana a mucha gente
Jesús regresó al mar de Galilea, subió a una colina y se sentó.
30
Una inmensa multitud le llevó a personas cojas, ciegas, lisiadas, mudas y a muchas más. Las pusieron delante de Jesús y él las sanó a todas.
31
¡La multitud quedó asombrada! Los que no podían hablar, ahora hablaban; los lisiados quedaron sanos, los cojos caminaban bien y los ciegos podían ver; y alababan al Dios de Israel.
32
Jesús alimenta a cuatro mil
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
33
Los discípulos contestaron:
—¿Dónde conseguiríamos comida suficiente aquí en el desierto para semejante multitud?
34
—preguntó Jesús.
—Siete panes y unos pocos pescaditos —contestaron ellos.
35
Entonces Jesús le dijo a la gente que se sentara en el suelo.
36
Tomó luego los siete panes y los pescados, dio gracias a Dios por ellos y los partió en trozos. Se los dio a los discípulos, quienes repartieron la comida entre la multitud.
37
Todos comieron cuanto quisieron. Después los discípulos recogieron siete canastas grandes con la comida que sobró.