41
El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y ellos quitarán del reino todo lo que produzca pecado y a todos aquellos que hagan lo malo.
42
Y los ángeles los arrojarán al horno ardiente, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
43
Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. ¡Todo el que tenga oídos para oír, que escuche y entienda!
44
Parábolas del tesoro escondido y de la perla
45
»Además el reino del cielo es como un comerciante en busca de perlas de primera calidad.
46
Cuando descubrió una perla de gran valor, vendió todas sus posesiones y la compró.
47
Parábola de la red para pescar
48
Cuando la red se llenó, los pescadores la arrastraron a la orilla, se sentaron y agruparon los peces buenos en cajas, pero desecharon los que no servían.
49
Así será en el fin del mundo. Los ángeles vendrán y separarán a los perversos de los justos,
50
y arrojarán a los malos en el horno ardiente, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
51
—Sí —le dijeron—, las entendemos.
52
Entonces añadió:
53
Jesús es rechazado en Nazaret
Cuando Jesús terminó de contar esas historias e ilustraciones, salió de esa región.
54
Regresó a Nazaret, su pueblo. Cuando enseñó allí en la sinagoga, todos quedaron asombrados, y decían: «¿De dónde saca esa sabiduría y el poder para hacer milagros?».
55
Y se burlaban: «No es más que el hijo del carpintero, y conocemos a María, su madre, y a sus hermanos: Santiago, José,
Simón y Judas.
56
Todas sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros. ¿Dónde aprendió todas esas cosas?».
57
Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.
Entonces Jesús les dijo:
58
Por lo tanto, hizo sólo unos pocos milagros allí debido a la incredulidad de ellos.