2
Pronto se reunió una gran multitud alrededor de él, así que entró en una barca. Se sentó allí y enseñó mientras la gente estaba de pie en la orilla.
3
Contó muchas historias en forma de parábola como la siguiente:
4
A medida que esparcía las semillas por el campo, algunas cayeron sobre el camino y los pájaros vinieron y se las comieron.
5
Otras cayeron en tierra poco profunda con roca debajo de ella. Las semillas germinaron con rapidez porque la tierra era poco profunda;
6
pero pronto las plantas se marchitaron bajo el calor del sol y, como no tenían raíces profundas, murieron.
7
Otras semillas cayeron entre espinos, los cuales crecieron y ahogaron los brotes;
8
pero otras semillas cayeron en tierra fértil, ¡y produjeron una cosecha que fue treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!
9
Todo el que tenga oídos para oír, que escuche y entienda».
10
Sus discípulos vinieron y le preguntaron:
—¿Por qué usas parábolas cuando hablas con la gente?
11
—les contestó—,
12
A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más comprensión, y tendrán conocimiento en abundancia; pero a los que no escuchan se les quitará aun lo poco que entiendan.
13
Por eso uso estas parábolas:
Pues ellos miran, pero en realidad no ven.
Oyen, pero en realidad no escuchan ni entienden.
14
»De
esa forma, se cumple la profecía de Isaías que dice:
“Cuando ustedes oigan lo que digo,
no entenderán.
Cuando vean lo que hago,
no comprenderán.
15
Pues el corazón de este pueblo está endurecido,
y sus oídos no pueden oír,
y han cerrado los ojos,
así que sus ojos no pueden ver,
y sus oídos no pueden oír,
y sus corazones no pueden entender,
y no pueden volver a mí
para que yo los sane”
.
16
»Pero benditos son los ojos de ustedes, porque ven; y sus oídos, porque oyen.
17
Les digo la verdad, muchos profetas y muchas personas justas anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y anhelaron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.
18
»Escuchen ahora la explicación de la parábola acerca del agricultor que salió a sembrar:
19
Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje del reino y no lo entienden. Entonces viene el maligno y arrebata la semilla que fue sembrada en el corazón.
20
Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y de inmediato lo reciben con alegría;
21
pero, como no tienen raíces profundas, no duran mucho. En cuanto tienen problemas o son perseguidos por creer la palabra de Dios, caen.
22
Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que oyen la palabra de Dios, pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones de esta vida y el atractivo de la riqueza, así que no se produce ningún fruto.