12
A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más comprensión, y tendrán conocimiento en abundancia; pero a los que no escuchan se les quitará aun lo poco que entiendan.
13
Por eso uso estas parábolas:
Pues ellos miran, pero en realidad no ven.
Oyen, pero en realidad no escuchan ni entienden.
14
»De
esa forma, se cumple la profecía de Isaías que dice:
“Cuando ustedes oigan lo que digo,
no entenderán.
Cuando vean lo que hago,
no comprenderán.
15
Pues el corazón de este pueblo está endurecido,
y sus oídos no pueden oír,
y han cerrado los ojos,
así que sus ojos no pueden ver,
y sus oídos no pueden oír,
y sus corazones no pueden entender,
y no pueden volver a mí
para que yo los sane”
.
16
»Pero benditos son los ojos de ustedes, porque ven; y sus oídos, porque oyen.
17
Les digo la verdad, muchos profetas y muchas personas justas anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y anhelaron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.
18
»Escuchen ahora la explicación de la parábola acerca del agricultor que salió a sembrar:
19
Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje del reino y no lo entienden. Entonces viene el maligno y arrebata la semilla que fue sembrada en el corazón.
20
Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y de inmediato lo reciben con alegría;
21
pero, como no tienen raíces profundas, no duran mucho. En cuanto tienen problemas o son perseguidos por creer la palabra de Dios, caen.
22
Las semillas que cayeron entre los espinos representan a los que oyen la palabra de Dios, pero muy pronto el mensaje queda desplazado por las preocupaciones de esta vida y el atractivo de la riqueza, así que no se produce ningún fruto.
23
Las semillas que cayeron en la buena tierra representan a los que de verdad oyen y entienden la palabra de Dios, ¡y producen una cosecha treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!
24
Parábola del trigo y la maleza
La siguiente es otra historia que contó Jesús:
25
Pero aquella noche, mientras los trabajadores dormían, vino su enemigo, sembró hierbas malas entre el trigo y se escabulló.
26
Cuando el cultivo comenzó a crecer y a producir granos, la maleza también creció.
27
»Los empleados del agricultor fueron a hablar con él y le dijeron: “Señor, el campo donde usted sembró la buena semilla está lleno de maleza. ¿De dónde salió?”.
28
»“¡Eso es obra de un enemigo!”, exclamó el agricultor.
»“¿Arrancamos la maleza?”, le preguntaron.
29
»“No —contestó el amo—, si lo hacen, también arrancarán el trigo.
30
Dejen que ambas crezcan juntas hasta la cosecha. Entonces les diré a los cosechadores que separen la maleza, la aten en manojos y la quemen, y que pongan el trigo en el granero”».
31
Parábola de la semilla de mostaza
La siguiente es otra ilustración que usó Jesús:
32
Es la más pequeña de todas las semillas, pero se convierte en la planta más grande del huerto; crece hasta llegar a ser un árbol y vienen los pájaros y hacen nidos en las ramas».
33
Parábola de la levadura
Jesús también usó la siguiente ilustración:
34
Jesús siempre usaba historias e ilustraciones como esas cuando hablaba con las multitudes. De hecho, nunca les habló sin usar parábolas.
35
Así se cumplió lo que había dicho Dios por medio del profeta:
«Les hablaré en parábolas.
Les explicaré cosas escondidas desde la creación del mundo
».
36
Explicación de la parábola del trigo y la maleza
Luego, Jesús dejó a las multitudes afuera y entró en la casa. Sus discípulos le dijeron:
—Por favor, explícanos la historia de la maleza en el campo.
37
Jesús respondió:
38
El campo es el mundo, y la buena semilla representa a la gente del reino. La maleza representa a las personas que pertenecen al maligno.
39
El enemigo que sembró la maleza entre el trigo es el diablo. La cosecha es el fin del mundo,
y los cosechadores son los ángeles.
40
»Tal como se separa la maleza y se quema en el fuego, así será en el fin del mundo.
41
El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y ellos quitarán del reino todo lo que produzca pecado y a todos aquellos que hagan lo malo.
42
Y los ángeles los arrojarán al horno ardiente, donde habrá llanto y rechinar de dientes.