23
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a la siguiente. Les digo la verdad, el Hijo del Hombre
regresará antes de que hayan llegado a todas las ciudades de Israel.
24
»Los alumnos
no son superiores a su maestro, y los esclavos no son superiores a su amo.
25
Los alumnos deben parecerse a su maestro, y los esclavos deben parecerse a su amo. Si a mí, el amo de la casa, me han llamado príncipe de los demonios,
a los miembros de mi casa los llamarán con nombres todavía peores.
26
»Así que no tengan miedo de aquellos que los amenazan; pues llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a todos.
27
Lo que ahora les digo en la oscuridad grítenlo por todas partes cuando llegue el amanecer. Lo que les susurro al oído grítenlo desde las azoteas, para que todos lo escuchen.
28
»No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
29
¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre?
Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa.
30
En cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado.
31
Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.
32
»Todo aquel que me reconozca en público aquí en la tierra también lo reconoceré delante de mi Padre en el cielo;
33
pero al que me niegue aquí en la tierra también yo lo negaré delante de mi Padre en el cielo.
34
»¡No crean que vine a traer paz a la tierra! No vine a traer paz, sino espada.
35
“He venido a poner a un hombre contra su padre,
a una hija contra su madre
y a una nuera contra su suegra.
36
¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa!”
.
37
»Si amas a tu padre o a tu madre más que a mí, no eres digno de ser mío; si amas a tu hijo o a tu hija más que a mí, no eres digno de ser mío.
38
Si te niegas a tomar tu cruz y a seguirme, no eres digno de ser mío.
39
Si te aferras a tu vida, la perderás; pero, si entregas tu vida por mí, la salvarás.
40
»El que los recibe a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al Padre, quien me envió.
41
Si reciben a un profeta como a alguien que habla de parte de Dios,
recibirán la misma recompensa que un profeta. Y, si reciben a un justo debido a su justicia, recibirán una recompensa similar a la de él.
42
Y si le dan siquiera un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores más insignificantes, les aseguro que recibirán una recompensa».