3
Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía,
entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.
4
Algunos que estaban a la mesa se indignaron. «¿Por qué desperdiciar un perfume tan costoso? —preguntaron—.
5
¡Podría haberse vendido por el salario de un año
y el dinero dado a los pobres!». Así que la regañaron severamente.
6
Pero Jesús respondió:
7
Siempre habrá pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando quieran, pero a mí no siempre me tendrán.
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Ella hizo lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro.
9
Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».
10
Judas acuerda traicionar a Jesús
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes para llegar a un acuerdo de cómo entregarles a Jesús a traición.
11
Ellos quedaron complacidos cuando oyeron la razón de su visita y le prometieron darle dinero. Entonces él comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús.
12
La última cena
El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
13
Así que Jesús envió a dos de ellos a Jerusalén con las siguientes instrucciones:
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En la casa donde él entre, díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ‘¿Dónde está el cuarto de huéspedes para que pueda comer la cena de Pascua con mis discípulos?’”.
15
Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena».
16
Entonces los dos discípulos entraron en la ciudad y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua.
17
Por la noche, Jesús llegó con los doce discípulos.
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Mientras estaban a la mesa,
comiendo, Jesús dijo:
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Ellos, muy afligidos, le preguntaron uno por uno: «¿Seré yo?».
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Él contestó:
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Pues el Hijo del Hombre
tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!».
22
Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo:
23
Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos, y todos bebieron de la copa.
24
Y les dijo:
25
Les digo la verdad, no volveré a beber vino hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios».
26
Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.
27
Jesús predice la negación de Pedro
En el camino, Jesús les dijo:
28
Sin embargo, después de ser levantado de los muertos, iré delante de ustedes a Galilea y allí los veré».
29
Pedro le dijo:
—Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré.
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Jesús respondió:
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—¡No! —exclamó Pedro enfáticamente—. Aunque tenga que morir contigo, ¡jamás te negaré!
Y los demás juraron lo mismo.
32
Jesús ora en Getsemaní
Fueron al huerto de olivos llamado Getsemaní, y Jesús dijo:
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Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan y comenzó a afligirse y angustiarse profundamente.
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Les dijo:
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Se adelantó un poco más y cayó en tierra. Pidió en oración que, si fuera posible, pasara de él la horrible hora que le esperaba.
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—clamó—,
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Luego volvió y encontró a los discípulos dormidos. Le dijo a Pedro:
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Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
39
Entonces Jesús los dejó otra vez e hizo la misma oración que antes.
40
Cuando regresó de nuevo adonde estaban ellos, los encontró dormidos porque no podían mantener los ojos abiertos. Y no sabían qué decir.
41
Cuando volvió a ellos por tercera vez, les dijo:
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Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí!».
43
Traicionan y arrestan a Jesús
En ese mismo instante, mientras Jesús todavía hablaba, llegó Judas, uno de los doce discípulos, junto con una multitud de hombres armados con espadas y palos. Los habían enviado los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos.
44
El traidor, Judas, había acordado previamente con ellos una señal: «Sabrán a cuál arrestar cuando yo lo salude con un beso. Entonces podrán llevárselo bajo custodia».
45
En cuanto llegaron, Judas se acercó a Jesús. «¡Rabí!»
—exclamó, y le dio el beso.
46
Entonces los otros agarraron a Jesús y lo arrestaron;
47
pero uno de los hombres que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al esclavo del sumo sacerdote cortándole una oreja.
48
Jesús les preguntó:
49
¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve enseñando allí entre ustedes todos los días. Pero estas cosas suceden para que se cumpla lo que dicen las Escrituras acerca de mí».
50
Entonces todos sus discípulos lo abandonaron y huyeron.
51
Un joven que los seguía sólo llevaba puesta una camisa de noche de lino. Cuando la turba intentó agarrarlo,
52
su camisa de noche se deslizó y huyó desnudo.
53
Jesús ante el Concilio
Llevaron a Jesús a la casa del sumo sacerdote, donde se habían reunido los principales sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley religiosa.